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Las Tres Mejores Canciones Rock (La Buena, La Fea, La Mala)

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Inauguro una de las nuevas secciones que tenía en mente desde hace tiempo (juro que es casualidad esto con el golpe de esta… la salida del amo Fosforo). Esta, como bien imagináis, trata sobre música, y la otra irá sobre cine, todo en un intento de organizarme mejor a la hora de publicar y centrarme en datos.

Parafraseando a una PELÍCULA (así, en mayúsculas) muy famosa del cine, quiero jugar en esta sección con escoger tres canciones, grupos o estilos y compararlos; o simplemente incluirlos dentro de una misma categoría o ranking de tres, para entendernos. El objetivo es explicar del porqué merecen tal apelativo, donde “Fea” y “Mala” no tiene el porqué significar precisamente algo malo, pues en la película los tres protagonistas molan mil por igual. Es solo para indicar sus circunstancias acordes, que siempre variarán. Pero, no nos engañemos, el personaje que más mola de la peli es El Malo (Van Cleef se come en actuación hasta a Eastwood), es por su culpa que esto resultará al final en una especie de calificación “de peor a mejor”, pero con sumo respeto a las tres.

Y con esta premisa, comenzamos con las que son, para mí, las mejores canciones rock que se han parido. ¡Igor, dale al play!

La Buena:

Estaba claro que esta tenía que ir aquí, y no solo porque “cielo” esté en su nombre, también es de las más conocidas y considerada un clásico absoluto en todo tipo de listas y rankings. A más de uno oirás decir “Aquí está la buena” conforme empiece a sonar el de sobra conocido arpegio de guitarra que la inicia (todo sea dicho de paso, de las mejores combinaciones de arpegios sucediéndose que se puede escuchar). En todo lo alto merece estar con las bendiciones que ello supone; o maldiciones, pues estar ahí también atrae un odio de grupos selectos. Gustos para todo.

Según sed dice, el tema fue tocado su primera vez con cierto miedo, pues se pensaban que iba a ser un fracaso o iba a quedar extraña entre las demás del repertorio. Una vez más, equivocarse fue bueno, donde imagino que ni la banda comprendió bien el porqué de su éxito inmediato, y más tratándose de una canción poco comercial por su duración (aunque en la época, poco importaba eso).

Otro de los encantos del tema es donde fue grabado para el disco, notándose en todo “Led Zeppelin IV” un ambiente o eco constante de la casa abandonada donde al grupo le dio por ahí de preparar su nuevo disco. A mi mente viene un gris constante bastante agradable siempre que escucho ese album.

Aunque reconozco que soy de los que me costó pillar el punto a este tema, y mira que me gustan las canciones largas. Supongo que hasta que no la interpreté con mi banda de versiones no supe lo que me perdía: el jodido cielo, macho.

Es una canción perfecta por el hecho de la mezcla, del “crescendo” que va tomando sin prisas hasta llevarte a la detonación y a ese solo de guitarra que, más que bien ejecutado, está muy bien compuesto, nota a nota.  El detalle de las notas deslizadas que lo finalizan (y que suenan tres veces más) queda como algo redondo que emociona bastante y da la entrada al cebollazo donde se desahoga el cantante, Robert Plant, junto al resto de la banda.

La canción se toma su tiempo, todo en un mismo tempo medio, sin prisas y realmente efectivo. Demuestra que en una sencillez se puede formar un gusto exquisito a la altura de cualquier expectativa. Y todo para contar una bella historia que ve su justicia con pasajes acordes y muy expresivos.

Poco hay que decir de los Led Zeppelin, uno de esos grupos donde cada miembro era puro oro, una de esas de entre diez mil para lograr juntar una formación como aquella; varios talentos en un mismo punto. Curiosamente solían ser muy técnicos y rítmicos, resultando al final una de sus canciones más sencillas de ejecutar (en comparación a las otras) la que se elevó y se convirtió en su clásico absoluto.

Aún así, de las tres canciones es mi menos favorita, no quitando el hecho de ser de mis temas más escuchados y respetados como melómano.

La Fea:

Raro es que no haya una de Pink Floyd por aquí, pero si no es blanco, es negro, surgiendo la otra cara: The Beatles.

De estos ya no tengo nada más que decir, pero sí de este tema que se ha ganado con mucho cariño el mote. Y es que era muy rara en su día, y sigue siendo rara hoy, pero eso no impide disfrutarla como un enano. Aunque… si Stairway to Heaven me costó pillarla, no veas esta…

Con una simpática y tranquila guitarra empieza el asunto, haciéndonos creer escuchar una sencilla canción más de los escarabajillos. Lennon se pone meloso, para variar, y Ringo realiza una de las baterías más raras de interpretar, donde seguro ni él mismo ha podido ya repetir. Sigue el meollo, sigue, el piano, que guay y la sinfónica, mola… eh, ¿qué es esto? Madre, sácame de aquí, dios… ¡quita bicho! paaara ¡Bum! ¡Despierta! Y sin apenas asimilar, estamos en otra canción con Paul a la voz, con ese estilo de canción de vieja que tanto le gustan. Te pone las pilas, te levantas, avanzas, donde sea, pero muévete. Y es entonces que entra de nuevo la sinfónica, pero con una melodía con sentido, una de las mejores melodías para escuchar, redondeando y elevando más aún el asunto el retorno de Lennon con un coro que ningún grupo tributo a podido igualar. Sencillamente, perdonadme la ñoñez, precioso…
Lo que consiguen aquí The Beatles es una recreación de un sueño, de despertar y no saber si seguimos soñando o no en una alegoría de mezclar realidad y ficción, algo difícil de conseguir en algo “abstracto” como lo es la música.

Es imposible ubicarse en 1967 para imaginar la primera escucha de una canción así. Debido a la mentalidad y costumbre a otras músicas que tenemos hoy día, es imposible empatizar con una persona que escuchó por primera vez esto como epílogo al disco del Stg. Pepper. Era evolución, era algo nuevo en el verdadero sentido de la palabra. Los pu*** Beatles, tan comerciales ellos, habían innovado otra vez con un experimento en el estudio que a nadie se le había ocurrido antes. Quizás pensáis que exagero, pero en mil sitios se habla de lo que supuso este tema, colocandola como uno de los mejores temas posibles de la música moderna. Por mi parte ya digo que me costó pillarle el hilo, pero una vez que logras mirar bajo la falda…

Aquí le escribí un artículo donde explico mejor de que va el tema, y con más detalles de porqué es un clásico a tener muy en cuenta.

La Mala:

El tema. Así de simple. El tema. Incluso rula una leyenda urbana de un tipo que se metió un tiro con una pistola debido al éxtasis que le supuso presenciarla en directo. Cierto o no, yo lo habría hecho si hubiera podido ir a uno de sus conciertos hace 40 años (aunque quien sabe, quizás fui yo ese tipo gracias a una máquina del tiempo). Esto es como el vino, sin duda.

Deep Purple es un grupo como los Zeppelin, donde cada miembro es vital. Tienen decenas, literalmente, de singles de lo mejorcito en Rock, donde el más conocido sabe tocarlo todo el mundo en la guitarra (Su riff, que no su solo). Pero hay una canción que aún me pregunto porque no está sonando de fija en todo antro de Rock o Metal que se precie.

Y es que Child in Time no deja indiferente a nadie, y es normal, con esos gritos desbocados y los solos absolutos de guitarra y locura de teclado por parte de Blackmore y Lord. Ya con las notas que comienza (Sol, sol, la… sencillas y repetidas, muy efectivas) pone los pelos de punta gracias al ambiente que se crea, lo cual va ascendiendo poco a poco hasta que, en un plan similar pero muy diferente a Stairway to Heaven, estalla en sonido y emoción. Si no era suficiente, la emoción se mantiene para incrementarse aún más gracias al citado solo apoyado por un ritmo constante culpable del enganche que ya no te deja bajar. La guitarra encuentra el punto medio entre técnica y emoción, ese imposible que ha creado tanta discusión por culpa de infinidad de “músicos atletas” que ven más la velocidad que la expresión.

Al final, todo se tranquiliza dejando al cuerpo desahogado y vacío por el climax sucedido. Pero aquí no termina el asunto, pues un teclado magistral anuncia que todo se vuelve a elevar como al principio para estallar con un final que no olvidaremos.

En resumen, queda como La Mala por infravalorada, olvidada, superada por Smoke on the Water en cuanto a escuchas y por no ser ya ni posible tocarla en directo por parte de los Deep Purple actuales. Puede que así sea mejor, quedando un recuerdo muy bueno de lo que supuso este tema, demostrándolo el super directo Made in Japan que tuvo el honor de inmortalizarla como segundo tema de introducción a esa pasada de disco que resume muy bien la grandeza del Rock.

Nubis siempre que escucha la canción. A deleitarse. Cosecha del 84.

Y esto ha sido la inauguración de la sección, donde os invito a comentar esas canciones que todos tenemos. Dentro de dos jueves, iremos a por la sección de cine, y ya me decís que opináis de esta nueva idea y si se podría mejorar. Lo que más importa son los temas seleccionados y su motivo, por lo que siento si las descripciones han sido algo pasionales, pero… de eso trata un gran tema ¿no? Y cuanto más, mejor.

Tun, tun, taan...Esto es mejor que cualquiera de las pilinguis
medio en bolas que se suelen mostrar por aquí


Archivado en: Música

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